¿Qué pasa en el cerebro cuando nos relajamos? Conoce los beneficios de una meditación profunda en el sistema parasimpático y los efectos del yoga en el cerebro
Del mismo modo que hacemos ejercicio para cuidar nuestro cuerpo, ¿por qué no hacemos lo mismo para cuidar nuestra mente? Solo con tomarte unos minutos al día para pensar en esto, ya estarás contribuyendo a mejorar tu bienestar emocional.
No podemos cambiar cada cosa que nos sucede en la vida, pero podemos cambiar la forma en la que lo experimentamos – Puddicombe.
La conexión que hay entre el cuerpo y la mente es tan fuerte que lo que nos preocupa afecta directamente a nuestro estado físico, y viceversa. Basta solo con pensar en esas veces en las que nos duele la cabeza o la espalda, pero realmente ese dolor se produce por un nivel de estrés elevado. O cuantas veces caemos en depresión o perdemos la autoestima al ver que no somos capaces de movernos o que estamos demasiado cansados para hacerlo.
Sin embargo, cuando estamos bien a nivel emocional, parece que nuestro cuerpo responde de la misma manera: nos encontramos con energía, vemos la vida con alegría y nos sentimos seguros de nosotros mismos. Y precisamente en esto tiene mucho que ver el yoga, pues nos activa físicamente, nos relaja y nos hace conectar de nuevo con nosotros mismos.
Pero ¿qué pasa exactamente en nuestro cerebro cuando practicamos yoga o meditación? Son ya muchos los estudios que han trabajado para conocer lo que ocurre en el cerebro después de hacer yoga o meditar durante un tiempo determinado, los efectos que tiene en el cerebro y cómo nos afecta a nivel interno.
¿Qué hace el yoga en el cerebro?
Concretamente, según varios estudios de la Universidad de Boston, cuando hacemos yoga, aumentan los niveles de GABA, un neurotransmisor que se encarga de enviar mensajes químicos al cerebro y al sistema nervioso, reduciendo la actividad neuronal y afectando al comportamiento, al razonamiento y a la capacidad del cuerpo para responder ante situaciones de estrés. Esto conlleva una serie de beneficios, como son los siguientes:
NOS OLVIDAMOS DEL ESTRÉS
Hacer yoga, meditar o practicar cualquier tipo de ejercicio disminuye los niveles de cortisol en sangre y, por tanto, en el cerebro. Esta hormona se desequilibra cuando sufrimos episodios de estrés, provocando emociones como el miedo o la furia, reduciendo al mismo tiempo la actividad de la corteza prefrontal que se encarga de manejar el autocontrol y la disciplina.
SOMOS MÁS FELICES
Practicar yoga hace que se libere dopamina y oxitocina, encargadas de fomentar la relajación y el amor, respectivamente. Es decir, aumenta nuestra sensación de felicidad.
Esto no solo nos ayudará a relajarnos, sino a saber manejarnos en situaciones de estrés o ansiedad. Esto mismo puede conseguirse con antidepresivos o ansiolíticos, pero ¿por qué no probar métodos más naturales?
Una práctica regular ayuda a mantener los niveles de cortisol en equilibrio, e incluso a reducirlos.
MEJORA NUESTRA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE
La materia gris se encarga de controlar los músculos y agudizar nuestros sentidos.
El aumento de la densidad de materia gris está directamente ligado con la mejora de memoria, la capacidad de aprendizaje y el desarrollo de la atención plena.
Después de dos meses de practicar yoga, aumenta la densidad de la materia gris en el hipocampo – Facultad de Medicina de Harvard.
COMBATE LA DEPRESIÓN
Las personas más felices tienen la corteza prefrontal izquierda más grande y activa, lo cual genera que se sientan más optimistas. La corteza prefrontal derecha se asocia a los pensamientos y sentimientos negativos. Un estudio de la Universidad de Wisconsin ha demostrado que la meditación y el yoga favorecen precisamente la activación de la corteza prefrontal derecha.
La tasa depresión en los países occidentales es hoy en día diez veces mayor de lo que era hace dos generaciones.
ACTIVA NUESTRO SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso parasimpático, encargado de relajarnos, se activa con el yoga y la meditación, disminuyendo las pulsaciones y la presión arterial, mejorando así la circulación de la sangre de todo el cuerpo.
SOMOS MÁS ÁGILES
Como he comentado, el yoga y la meditación hacen que se produzcan más pliegues en la corteza cerebral e incremente el grosor cerebral, mejorando así la conexión neuronal. Esto hace que el cerebro pueda procesar de forma más eficaz la información y, por tanto, tomar decisiones con mayor agilidad y precisión.
¿Cómo afecta la meditación al cerebro?
La atención es una capacidad imprescindible para procesos como el aprendizaje. La meditación, practicada de forma regular y constante, aumenta nuestra neurplasticidad.
La meditación, la aspirina para la mente – Andy Puddicombe.
La neuroplasticidad hace que nuestro cerebro sea más flexible, es decir, que se adapte mejor a los cambios y perciba mejor los estímulos externos que entran y salen. Hábitos como la meditación varían la comunicación entre neuronas y modifican ciertas estructuras neuronales. Es por ello que meditar nos ayuda a trabajar la concentración y la atención plena, mejorando así nuestra capacidad de trabajo, nuestra memoria o el control de nuestras emociones.
Algunas empresas utilizan precisamente estos beneficios que produce la meditación para mejorar los procesos de trabajo de sus empleados. Por ejemplo, en Google ofrecen cursos de autoconocimiento, meditación y mindfulness. En el sector de la medicina, algunos hospitales y clínicas universitarias europeas y norteamericanas emplean estas técnicas para aliviar la ansiedad de aquellos pacientes que van a operarse o para casos de estrés postraumático.
¿Qué efectos clínicos tiene meditar?
Se ha comprobado que la meditación incrementa la densidad de materia gris, ubicada en aquellas partes del cerebro que se encargan de controlar los músculos y percibir a través de sentidos como la vista, el olfato, el oído, y de controlar las emociones, tomar decisiones, etc. Sin embargo, esta materia gris disminuye en zonas como la amígdala, encargada de controlar emociones como el miedo, la satisfacción o el estrés.
Por otro lado, la meditación hace que poco a poco disminuya el ritmo de reducción de la corteza prefrontal, que pertenece al lóbulo frontal, encargada de coordinar la información que viene desde otras partes del cerebro, mejorando así la adaptación al medio, la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones, concentrarnos, atender a los estímulos, sentir empatía, valorar opiniones ajenas, sentir motivación, controlar nuestras emociones, definir nuestra personalidad…
Los expertos calculan que entre 10 y 30 minutos de meditación al día son suficientes para manejar las emociones y mejorar la capacidad de atención y de memoria, el proceso de toma de decisiones y la salud en general.
Esta ralentización de la reducción del volumen del córtex prefrontal que se acelera con la edad, hace que sea un ejercicio muy beneficioso sobre todo para personas más mayores.
Además, meditar hace que entres en un estado de relajación consciente, calmes la mente y trabajes la atención plena, eliminando los pensamientos estresantes que te vienen a la mente y aprendiendo a controlarlos.
¿Qué pasa en el cerebro cuando nos relajamos?
Al controlar el flujo de la respiración, con inhalaciones y exhalaciones profundas, entra menos oxígeno en el organismo y, por lo tanto, el ritmo cardiaco disminuye y la tensión muscular se elimina. La mente entra en calma, abriéndonos hacia la creatividad, la atención y la felicidad.
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