Descubre cómo cambia el cuerpo con el yoga, elimina los pensamientos limitantes y disfruta de los beneficios de hacer yoga, sean cuales sean tus limitaciones
A diario dedicamos más tiempo a quejarnos y a hablarnos de forma negativa que a motivarnos y ver todo lo bueno que hay a nuestro alrededor. Este tipo de conducta y de pensamientos son muy limitantes, ¿no crees? Por ejemplo, nos centramos en ver lo poco flexibles que somos o en buscar cuánto tiempo se debe practicar yoga para ser más flexibles que en practicar y en ver cómo cambia el cuerpo con el yoga.
Los límites los pones tú.
Hacer yoga nos activa, nos rejuvenece y nos hace sobrepasar nuestros límites. Y si no que se lo digan a Lucía Liencres, que empezó sin apenas llegar a tocarse los pies, y ahora es profesora de yoga. Según dice ella misma, “cuando consigues hacer del yoga un hábito diario, ese sentimiento de superación física y mental se convierte también en parte de ti”.
Y es que, ¿quién no puede hacer yoga? Todos podemos dedicarnos 15 minutos al día para cuidarnos y, si no, es que algo debemos cambiar.
Los primeros días de empezar a practicar, es inevitable ver nuestras limitaciones en cuanto a flexibilidad, movilidad o equilibrio, ya que la mayor parte del día la pasamos sentados (o muchas horas de pie), delante del ordenador o llevando una vida sedentaria.
Desde el punto de vista del yoga, nuestras extremidades y órganos son elementos de acción. A dichos elementos, según B. K. S. Iyengar, es a los que van dirigidas los yamas, es decir, las reglas morales o mandamientos para todos los seres humanos, sean de la raza que sean, edad, creencia… Puesto que el ser humano vive en sociedad, debe cumplir con una serie de normas. Es lo que se considera el primero de los 8 pasos del yoga. Se divide en 5 principios: ahimsa (no violencia), satya (verdad y honestidad), asteya (generosidad, humildad y aceptación), brahmacharya (autocontrol) y aparigraha (desapego).
En relación con las limitaciones físicas y mentales, estos principios están muy vinculados. Concretamente, en la práctica de asanas, se fomenta la no violencia hacia nosotros mismos (ahimsa): hacer solo hasta donde somos capaces, sin forzar, aceptando nuestros límites y capacidades (asteya) y siendo honestos con nosotros mismos (satya). Como decía Chillida, “Al reconocer nuestros límites, les hacemos protagonistas del espacio. Al aceptarlos, nos damos la oportunidad de ampliarlos y cambiarlos, y con ello aumentar dicho espacio”.
Ser conscientes de nuestras limitaciones y aceptarlas es un proceso de aprendizaje que requiere paciencia y dedicación. Primero debemos tomar consciencia de la parte más externa de nuestro cuerpo, llamada annamaya kosha (límites físicos), y a partir de ahí pasar a las capas internas o más profundas (límites mentales). Este camino será diferente en función del nivel de práctica; por ejemplo, si eres principiante, te centrarás primero en las limitaciones más evidentes (como falta de flexibilidad, movilidad de brazos y piernas, resistencia…); mientras que si tienes una práctica regular, profundizarás en otros aspectos más emocionales como la sensación interna al hacer una postura, el estado de la mente, el control de tus chakras o los bloqueos mentales.
Convierte tus limitaciones en fortalezas
Muy apropiada tanto para la vida en general como para tu práctica de yoga. Todo es cuestión de cómo lo plantees: tus limitaciones pueden ser tu fracaso, o tu trampolín. Una dolencia, una lesión o una incapacidad pueden ser oportunidades para desarrollar otras capacidades que creíamos que no teníamos. Hacer yoga puede prevenir determinados dolores o ayudarte a sobrellevar otras dolencias (gracias a tipos de yoga más terapéuticos).
Vivir teniendo la no limitación como límite – Bruce Lee.
Además, tanto los profesores como otros profesionales de la salud, tienen los conocimientos necesarios para poder guiarte y adaptar las posturas a tus necesidades, sean cuales sean tus limitaciones. El yoga te ayudará a distinguir entre lo que crees que no puedes hacer y lo que realmente puedes hacer.
Iyengar yoga como pauta terapéutica
Concretamente, el yoga Iyengar, es un tipo de yoga terapéutico donde un especialista emplea las técnicas tradicionales del yoga como terapia con el objetivo de alinear correctamente las posturas, adaptar la práctica a las necesidades particulares de cada persona y encontrar el equilibrio entre mente y cuerpo. Todo ello haciendo uso de soportes y accesorios, además de practicar diferentes tipos de posturas: posturas de pie, sentado, flexiones hacia delante, invertidas, posturas de extensión…
El hecho de poder ajustar con cuidado a los practicantes, teniendo en cuenta sus limitaciones o lesiones, hace de este tipo de yoga un recurso completamente útil y reparador. Los resultados en pocos meses son asombrosos, tanto a nivel físico como emocional.
Existen series adaptadas a distintas patologías, o incluso retiros dedicados a esta parte terapéutica del yoga.
Cuando aceptas tus límites, los amplías.
Yoga cada día sin limitaciones
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