Este post tan especial lo he hecho con la ayuda de Belén Ruiz, emprendedora y creadora de Mamayogui (en Instagram, @mamayogui), un proyecto ilusionante para hacer yoga en familia. A través de varias preguntas, he intentado abarcar todos los aspectos relevantes de esta práctica para que sus respuestas puedan ilustrar a todo aquel que quiera pasar tiempo de calidad con su hijo y disfrutar del momento presente.
Imagen. Belén Ruiz, fundadora de Mamayogui.
Fuente: Mamayogui.
Cómo definirías yoga en familia
Para Belén, el yoga, más allá de ser una actividad física, es un estilo de vida completo. Define la práctica de yoga en familia como compartir un espacio de conexión y aprendizaje con tu hijo desde la mirada del niño, de una manera divertida amable y afectiva, creando un ambiente positivo y motivador.
Para disfrutar al máximo del yoga en familia, como adulto, tienes que sacar a tu niño interior y hacerle saber que todo está bien y que se puede divertir.
Tus hijos olvidarán las cosas que hiciste, las que dijiste, pero recordarán siempre lo que les hiciste sentir – Maya Angelou.
El juego es la herramienta principal para el desarrollo del niño. No se trata de divertirse, en realidad jugar es la mejor forma de aprender. Y el yoga tiene muchos recursos para poder hacer juegos adaptados y experimentar con las emociones. Concretamente, Belén siempre pregunta en sus clases, a padres e a hijos: “¿Jugamos a yoga?”.
Qué significa para ti yoga en familia
“Para mí, yoga en familia significa dedicarte un tiempo de calidad con tu hijo y conectar con él, crear un ambiente de seguridad donde poder expresar su mundo interior junto con otras familias”, nos cuenta Belén.
En las clases de yoga en familia, el niño aprende de manera sutil mucha introspección junto con sus padres, y eso hace crecer el vínculo entre ellos, compartiendo momentos divertidos, como, por ejemplo, haciendo posturas de animales, cantando canciones y mantras, respirando juntos y practicando la calma. “También trabajamos las emociones, identificando en qué parte del cuerpo las sienten para que puedan reconocerlas”, dice Belén sobre sus clases en el parque.
Imagen. Yoga en familia en Parque Juan Carlos I, Madrid.
Fuente: @mamayogui.
El yoga en sí mismo, desde su origen, es una gran herramienta que puede ayudar a trabajar muchos campos del ser. Y esa es una de las razones por las que para mí el yoga en familia es conexión, diversión, movimiento y aprendizaje. Es una herramienta que puede ayudar tanto dentro como fuera de casa, y crear momentos de diversión y tranquilidad con tus hijos.
Lucia Liencres
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¿Qué te motivó a practicar yoga en familia?
“Lo que más me motivó a practicar yoga en familia fue la energía y la magia que se crea dentro de una clase de yoga y también conocer a otras familias con las que compartir distintas formas de aprender y relacionarse, aportando nuevas ideas entre todos.
Creo sinceramente que lo más importante es que puedan sembrar en sus hijos el amor por el yoga y disfrutar de todos sus beneficios“.
¿En qué consiste el proyecto Mamayogui?
“Si tuviera que definir mi proyecto, sería yoga en familia educativo“.
Mamayogui nace de la necesidad de cambiar su situación personal. Belén es mamá de un niño de 3 años (Nico) con necesidades especiales y desde su nacimiento ha estado muy involucrada en sus terapias y en su aprendizaje. Aunque ella ya practicaba yoga desde hace años y por eso podía sentir los beneficios que produce.
Imagen. Belén con su familia.
Fuente: Mamayogui.
“A mi hijo he tratado de inculcarle de manera lúdica muchas de las asanas y los mantras que conozco del yoga. Me decidí a ser profesora de yoga para niños y mindfulness gracias a él. Quería adquirir herramientas para ayudarle y estimularle, que sintiera que podíamos conectar mucho más”, cuenta Belén.
Y su proyecto nace de ahí, de querer trabajar con otras familias y que estas encontraran esos tiempos tan necesarios para jugar y aprender, tanto padres como hijos; para que se sintieran en un entorno seguro para poder hablar de emociones, de respeto, de ser amable con los demás y de conectar con el cuerpo, de entender que el yoga es la unión del cuerpo, la mente y el corazón.
Su proyecto salió a la luz después del confinamiento: “Sentía que habíamos pasado por una situación muy vulnerable para los niños y necesitábamos hacer actividades al aire libre”.
Cuando disfrutas de pasar tiempo con tus hijos, pasas a ser el mejor profesor que puedan tener – Cleam Doman.
No había muchas cosas que se pudieran hacer con niños y en familia, así que comenzó a organizar clases de yoga en familia en el parque a través de las redes sociales y por su distrito. Belén ya tenía experiencia como profesora de yoga para niños en distintos colegios, pero quería aportar algo a la comunidad que fuese para familias, y qué mejor manera que ofrecer una actividad que englobase movimiento corporal, estar en contacto con la naturaleza y conectar con los tuyos.
También quería transmitir a las familias ciertos valores y herramientas que da el yoga, hacerles saber que no es solo aprender posturas que pudieran practicar con sus hijos, sino que también podían trabajar otras enseñanzas en casa.
Imagen. Padres en una clase de yoga en familia.
Fuente: @mamayogui.
Los temas a tratar en las clases siempre tienen un fondo pedagógico y con valores, los cuales abordan de manera divertida, interactuando a través de preguntas y respuestas a padres e hijos, y también utilizando la música para expresarse con el cuerpo, para que puedan soltar las emociones y sentirse más contentos y conectados.
“Este proyecto está hecho desde el corazón y desde el aprendizaje que me ha aportado mi mayor maestro, mi hijo. Mi gran ilusión es poder transmitir a los niños la magia que produce el yoga”, confiesa Belén.
Beneficios del yoga en familia
El yoga combina posturas, respiración y relajación, por lo que ayuda a los niños más inquietos a canalizar toda su energía y a relajarse, al mismo tiempo que sirve como herramienta ideal para que los pequeños se expresen y adquieran conciencia y dominio de su cuerpo y sus emociones.
Entre los beneficios más interesantes del yoga para niños podría destacar:
- Aumento de la flexibilidad y optimización de los hábitos posturales.
- Control de la respiración creando nuevos hábitos.
- Desarrollar la paciencia y la persistencia.
- Mejora de la canalización de la energía.
- Reducción o eliminación de los niveles de estrés.
- Adquisición de herramientas para la gestión de las emociones.
- Aprenden a relajarse.
- Mayor atención y concentración.
- La autoestima mejora cuando consiguen alcanzar una postura más compleja o de equilibrio.
- Mejor interacción con los demás, haciéndose más sociables, siendo especialmente interesante si los padres nos convertimos en compañeros de yoga.
¿Por qué es importante que el yoga en familia llegue a la gente?
A veces los adultos estamos tan envueltos en nuestras propias vidas, ocupados con el trabajo, las tareas de casa, llevar a los niños a las actividades extraescolares y lo rápido que va la vida, que tendemos a pasar por alto y olvidar que a los niños también les podemos transmitir ese estrés.
El juego es la forma más elevada de investigación – Albert Einstein.
Por esa razón, hay que tomar consciencia de ello, observar y saber parar. Y una clase de yoga en familia te da estos espacios de desconectar y observar para preguntarte a ti mismo:
- ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento?
- ¿Cómo están las cosas en casa?
- ¿Cómo me estoy relacionando con mi hijo?
- ¿Qué es lo que necesito, y qué necesita mi hijo?
- ¿Me estoy permitiendo escucharme?
- ¿Estoy escuchando a mi hijo?
El yoga en familia te permite estar presente con ellos, ganar tiempo de calidad y poder disfrutar del momento presente.
¿Cómo es una clase de yoga en familia?
Lo importante es saber que una práctica de yoga con niños es distinta a la práctica de un adulto. Las posturas no son un fin en sí mismo. Lo que se pretende en una clase de yoga es conseguir que puedan conectar con su propio cuerpo, puedan relajarse y también se diviertan y adquieran hábitos saludables.
El enfoque de una clase de yoga en familia está puesto en el niño y en que los padres sean los que le acompañen en el aprendizaje.
Belén, además, explica: “No buscamos posturas perfectas, los músculos y los huesos de los niños aún no están desarrollados completamente; por eso no debemos forzarlos. No se deben hacer correcciones sobre las posturas ni sostener la postura por mucho tiempo (unas 4 respiraciones aproximadamente). Con niños pequeños no sirve explicar la postura ni dar muchas aclaraciones técnicas: ellos aprenden por imitación y harán lo que ven y hace el profesor”.
Imagen. Belén ayudando a una madre y su hija en las posturas.
Fuente: @mamayogui.
En ocasiones les daremos aclaraciones para que encuentren sentido al cuento o juego que estemos realizando. A los niños muy pequeños (entre 2 y 5 años) les cuesta mucho escuchar y hacer la postura al mismo tiempo, así que hay que contar la historia y se va realizando la postura después.
Hay que darles tiempo para que nos copien sin prisa, paso a paso. Con los niños mayores de 8 años sí es importante mencionar los beneficios de las posturas (asanas) para su mente y su cuerpo y hacer calentamientos, como, por ejemplo, un saludo al sol. Hay que dejar que los niños te cuenten sus sensaciones y experiencias después de la práctica; al igual que el adulto, tienen que compartir y comentar con en el grupo.
Seamos maestros mientras disfrutemos la experiencia de ser padres.
En definitiva, en una clase de yoga en familia vas a encontrar asanas con posturas de animales, juegos, cuentos en movimiento, canciones, mantras, técnicas de respiración para llegar a la calma, comunicaciones celestiales, práctica de bondad amorosa y mucha diversión.
Qué material necesitas
Para practicar yoga en familia o con niños necesitas tener muchos recursos y por eso Belén siempre anda con una mochila llena de cosas, ya que “A los niños les encantan las sorpresas, y para mantener su atención es necesario utilizar materiales que puedan tocar, sentir, oler y oír. Esta parte de la clase gusta mucho y activa la parte sensorial del niño y el adulto”.
Los cuentos y las tarjetas de yoga son un gran recurso para los más pequeños, ya que al poder ver el dibujo de la postura (asana) en las tarjetas les ayuda a realizarla mejor.
Otro gran indispensable en sus clases son los instrumentos de sonidos suaves para la meditación, como los cuencos tibetanos de diferentes tamaños, palo de lluvia, carrillón zen, sonajeros de semillas, pulsera de cascabeles, maracas de madera natural… “Los presento para realizar las meditaciones o musicalizar un cuento en la narración”, dice Belén.
Imagen. Materiales para una clase de yoga en familia.
Fuente: Belén Ruiz.
Y lo más indispensable, su altavoz de música; “me encanta que los niños disfruten bailando con sus padres en clase y puedan hacer una descarga tónica en sus cuerpos a través de la música. Utilizo canciones adaptadas para cada ocasión y específicas para el momento que estemos trabajando, ya sea de relajación o movimiento consciente o simplemente para armonizar un juego que estemos haciendo”.
Posturas de yoga en familia
Los niños, por naturaleza, suelen tener más flexibilidad, y es por eso por lo que muchas veces se sienten cómodos haciendo determinadas asanas y se divierten tanto haciéndolas. A continuación os explico 5 posturas de yoga para todos, para que puedan disfrutar y compartir en familia.
Tadasana o postura de la montaña
Es una de las posturas básicas, tanto para niños como para adultos. Es una asana de pie, en la que estiras la columna, como si te tirasen de la coronilla, hacia arriba. Los pies están un poco separados, pero fijos al suelo. Estando aquí, inhala y exhala conscientemente, llevando tus manos al pecho. Inhala profundamente y eleva las manos, apuntando con los dedos al cielo.
El mantra de esta postura puede ser “soy capaz de escalar montañas” o “soy una gran montaña”. Para deshacerla, baja los brazos lentamente En este paso, se puede decir internamente el mantra “puedo llegar muy alto”. Esta postura les servirá para mejorar el equilibrio y ser conscientes del “movimiento” estático de su cuerpo.
Vkrasana o postura del árbol
Desde tadasana, junta las piernas y coloca los brazos al lado de estas. Con una mano cógete el pie y llévalo a la ingle contraria, hasta que notes que se queda “pegado”. Si no lo consigues, apóyalo más abajo, pero nunca en la rodilla para evitar lesiones.
Si puedes mantenerte con el pie en la ingle, sube los brazos como si fueras un pino muy alto, juntando las manos y apuntando al cielo. Aguanta varias respiraciones y, después, cambia de pierna. Con esta asanas se mejora la concentración y con ello se relaja la mente.
Adho musa svanasana o postura del perro boca abajo
Recibe su nombre por asemejarse a la forma que adoptan los perros al estirarse. Con ella se estira la espalda y se gana fuerza en las piernas y los brazos.
Imagen. Juego con padres e hijos durante una clase.
Fuente: @mamayogui.
Para aquellos que sean principiantes, es recomendable empezar en la postura del gato-vaca, apoyando manos y pies en el suelo, y desde ahí subir las caderas hacia arriba, sin flexionar los brazos. Las plantas de los pies no deberían levantarse del suelo; por lo que si al principio te resulta difícil, flexiona un poco las rodillas para mantener la espalda recta.
Con esta postura se invierte el flujo sanguíneo y nos hace ver las cosas desde otro punto de vista.
Bhujangasana o postura de la cobra
Colócate tumbado hacia abajo en la esterilla, y sitúa tus manos a la altura de los hombros. Desde ahí, haz fuerza con los brazos e impúlsate hacia arriba ligeramente, sin levantar las caderas del suelo. Notarás cómo se va arqueando la espalda. Se inicia en el suelo boca abajo.
Puedes utilizar el mantra “soy largo y me muevo silenciosamente”, como las cobras. Con esta asana estirarás la espalda y cogerás fuerza en los brazos.
Postura para relajarse
Se suele concluir la clase con una postura que te relaje y disminuya las pulsaciones, ideal para calmarnos después de un tiempo de ejercicio y diversión.
Túmbate en el suelo, mirando al cielo, y relaja el cuerpo desde la cabeza hasta los pies, sin ejercer ninguna resistencia. Recuerda prestar atención a la respiración; inhalar y exhalar, notando cómo entra y sale el aire por las fosas nasales. Puede ser un ejercicio más de meditación.
Si estás en casa, también puedes usar una toalla medio húmeda para ponérsela a tu hijo o poner canciones de relajación para llegar antes a ese estado de quietud.
Obstáculos a la hora de practicar yoga en familia
“Yo, más que obstáculos, me he encontrado con barreras mentales y falta de información sobre lo que es yoga en familia. Me he encontrado con creencias limitantes, que se hace la gente en referencia a lo que creen que es el yoga y hacia quién va dirigido”, cuenta Belén.
Muchos padres le decían que ellos no podían hacer yoga porque no son flexibles, o “mi hijo es muy inquieto y no creo que vaya a seguir la clase”. Y Belén incide en que, por su experiencia, el yoga está hecho para todos, no hay que tener flexibilidad ni ser un creyente budista, o un deportista nato; el yoga es algo más que posturas y meditación, es un estilo de vida.
El yoga se adapta a cada uno de nosotros en la medida que necesite y mejor le siente.
Consejos para empezar a practicar yoga en familia
Belén da únicamente dos consejos: “Que vengan con ganas de pasarlo bien y practicar yoga sin ninguna expectativa, que disfruten de la clase y conecten con otras familias porque seguro que van a encontrar nuevas formas de interactuar con sus hijos desde el amor, la amabilidad y el respeto. El yoga en familia es la actividad perfecta para fortalecer la unión familiar”.
Imagen. Familia meditando.
Fuente: @mamayogui.
No te pierdas el vídeo completo de Belén, fundadora de Mamayogui, donde te explicará todo sobre esta modalidad para que disfrutes de un tiempo en familia y descubras otros aspectos sobre el yoga.
Lucia Liencres
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